La Sociedad Petrolera en Panamá
Hoy Panamá es un importador neto de derivados de petróleo
y en este negocio las empresas transnacionales tienen un peso fundamental lo que da paso a una situación de oligopolio que
incide en el desarrollo de altos precios que los ciudadanos pagan por los derivados de petróleo. Igualmente los hidrocarburos
juegan un papel fundamental en el aparato productivo del país y que en el corto plazo no hay una alternativa a los hidrocarburos,
sin embargo, el sector privado, y el gobierno plantean oficialmente el aprovechamiento de la ventaja comparativa de la situación
regional de tránsito interoceánico del país en un contexto alcista de los precios de los hidrocarburos para fomentar la construcción
y rehabilitación de infraestructuras de transporte local y regional de hidrocarburos (ductos de Puerto Armuelles-Bocas del
Toro, Arraijan-Colon), incluyendo la construcción de gasoductos hacia sur del continente, refinería regional, y habilitación
de exploraciones y posible explotación de hidrocarburos en mares territoriales del pacífico y caribe sur panameño. Oficialmente
el gobierno ha iniciado "el análisis de la modificación y/o reglamentación de la Ley No. 8 de 1987 a fin de crear un documento
moderno que permita la promoción efectiva de actividades de exploración y explotación de petróleo y sus derivados dentro del
territorio y aguas nacionales" (Política Nacional de Hidrocarburos y Energías Alternativas, 2005). Reconoce también que ha
iniciado "un inventario de la información existente para crear una base de datos completa sobre estudios y análisis realizados,
que coadyuve a establecer y reconocer las áreas de interés hidrocarburífero" y así poder establecer contactos de inversión
con empresas del sector. Pero además, ya la empresa Harken de Panamá solicitó la suscripción de un contrato de operación para
hacer exploraciones petrolíferas en un área de 300,000 hectáreas en un bloque que abarca parte de la Bahía de Panamá, Golfo
de Panamá, Golfo de San Miguel y parte de Garachiné, el cual está en una etapa final de trámite. También, la empresa Circle
Oil Panamá ha solicitado permiso para exploraciones geológicas de potencial petrolífero y gasífero en 2,999,089 hectáreas
en el área ubicada costa afuera de la provincia de Colón y comarca Kuna Yala, durante 24 meses con un "compromiso de inversión
de US$ 250,000". Esta solicitud igualmente se encuentra en trámite, y recientemente ha sido formalizada ante el ministerio
de Comercio e industrias y la Dirección Nacional de Hidrocarburos del Ministerio Economía y Finanzas.
Obtener
un panorama preciso del desarrollo práctico de los hidrocarburos en las políticas energéticas se hace un tanto difícil en
la medida que las instituciones del Estado Panameño ocultan o falsean información que consideran estratégica para sus negocios.
Recientemente, en el mes de julio de 2006, en medio de las constantes crisis sociales locales por los precios combustibles
fósiles el Ministro de Comercio e Industria dijo en una reunión ante inversionistas del sector petrolero la importancia que
el gobierno da al desarrollo de la exploraciones de hidrocarburos, necesaria para nivelar la oferta del mercado interno. Y
varios meses más tarde, en octubre, el Director de Hidrocarburos del Ministerio de Economía y Finanzas, anunciaba en conferencia
del Encuentro Unión Europea-América Latina sobre Energía Renovable, que el posible hallazgo de fósiles en suelo panameño no
significaba futuras bajas de precios del combustible. De manera tal que en política energética el gobierno tiene una actitud
de decir a cada quien lo que quiere escuchar, y negando información real de los procesos concesionarios de exploración que
está desarrollando. Esto ha de ser así, porque el sector hidrocarburífero panameño está íntimamente ligado a la política diplomática
del gobierno Panameño de "estar bien" con el eje energético del sur y con el del norte. Esto le ha permitido al presidente
Torrijos declararse partidario de los ideario de Simón Bolívar en las reuniones y conferencias públicas con el presidente
Chávez (congreso Anfictiónico 2006), así como inaugurar cumbres y ser el depositario de la confianza de Washington para relanzar
negociaciones del Área de Libre Comercio (ALCA) (Mar de plata 2005).
Los efectos ambientales más visibles
de la sociedad petrolera en Panamá son los generados por el aumento de la flota vehicular de ciudades aledañas a las zonas
de tránsito interoceánico (metropolitanas) que consumen más del 60% de los derivados que el país consume, la que gran parte
esta constituida por vehículos con más de 5 años en circulación, lo cual produce una contaminación del aire que supera los
índices planteados por la Organización Mundial de la Salud(OMS), marcado 1,403 micrográmos (mmg) por metro cúbico(óxido de
nitrógeno, monóxido de carbono, óxido de azufre, y partículas en suspensión), cuando el límite de la OMS es de 260 mmg3. Por
otro lado la situación de la formación económica local fundada sobre los servicios, y el transporte interocéanico que trasiega,
almacena y comercia hidrocarburos produce niveles de contaminación de nuestras Costas que rondan los 2.8 mg/L hasta 7.5 mg/L,
niveles de contaminación por encima de los estándares internacionales permisibles (ANAM, URS Holdings, Inc. Estudio Científico
y Técnico, Aguas Marinas y Costeras. Enero del 2005). De modo que el desarrollo de más infraestructura de trasiego, almacenamiento
para el comercio de hidrocarburos, la exploración y explotación petrolera vendría a elevar los impactos ambientales sobre
los ecosistemas costeros.
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Oficialmente la presente administración gubernamental
del Estado Panameño ha emitido un documento llamado "Política Nacional de Hidrocarburos y Energías Alternativas" (2005) donde
esboza su Política Energética y líneas de desarrollo para las fuentes energética "renovables", y plantea como estrategia la
"diversificación del uso de fuentes energéticas" en la matriz productiva del país, para depender menos del petróleo, y lograr
niveles de sostenibilidad seguros en el crecimiento económico. Actualmente la matriz energética Panameña está ocupada por
más del 50% en los derivados del petróleo, tanto del total de la oferta como del consumo energético total del país. En este
sentido, el balance correspondiente al año 2003 identifica que el principal consumo energético proviene de los derivados de
hidrocarburos tales como: Gasolinas, Gas Licuado de Petróleo (GLP), Kerosene, Diesel y Fuel Oil, propio de las actividades
del transporte de interoceánico, la inusitada cantidad de automotores per capita en el país, y en ultimo lugar la producción
térmica de electricidad.
En un contexto global de límites de la reserva de crudo pareciera lógico una apuesta
por el desarrollo de las energías renovables y dinámicas de reorganización jurídico-política del sector energético para una
transición, sin embargo, la línea oficial pretende la "diversificación del uso de fuentes", incluyendo en ello como eje central
el aumento del parque infraestructural del ciclo de distribución, comercio y exploración de hidrocarburos. Sin dudas que en
esta orientación es decisiva la influencia los sectores oligopolicos del sector petrolero local al encontrar sus negocios
insertos en la fase de servicios en función de la dinámica de la economía global.
Esta medida oficial presenta
un marco de insustentabilidad, sobre todo cuando la oferta de fuentes nacionales de energía han ido disminuyendo, decreciendo
con una tasa anual del 10.6%, mientras que el consumo presenta un crecimiento promedio anual de 2.5%. Lo anterior ilustra
la situación actual de Panamá en materia energética, donde predomina el aumento constante en el consumo de fuentes y recursos
externos, principalmente el petróleo y sus derivados. Es decir, cada vez consumimos más y somos más dependientes de las fuentes
de energía externas. En sentido común, entonces los lineamientos de la política energética oficial van orientados a la necesidad
de producir hidrocarburos de fuentes locales y al tratamiento de los importando en más cantidad y en mejores condiciones de
costo-beneficio. Aunque esta ecuación central de la política energética suele ser comúnmente identificada como garante de
mejoras en precios al consumidor, la realidad del comportamiento de los agentes económico dentro de la estructura oligopólica
del sector energético en el libre mercado determina que los precios de alza son acumulativos. Es decir, si sube 40 centavos
por circunstancias de mercado, bajará quiza menos del 5% cuando las circunstancias del mercado transen a bajo precio. Esta
es una constante de la especulación financiera de la economía capitalista; y además, en ultima instancia, en una economía
"abierta" como la de Panamá, quien termina por tranzar los precios son los mercados externos.
Por ello en
Panamá cada dos semanas los precios de la gasolina, diesel y gas butano suben y bajan pero la tendencia es hacia su paulatino
incremento. Esto ha generado un impacto inflacionario muy negativo para los sectores asalariados en Panamá.
La
estructura oligopólica del sector energético, que también es una constante transversal en el modelo económico panameño por
las características corsarias del Estado y el capital financiero, hacen que plantear cualquier medida jurídico-políticas de
reorganización del sector sean una herejía. Incluso, para los tecnócratas oficiales es inaceptable acuñar el termino "modelo
energético" en los debates públicos.
Para algunos estudiosos y sectores del movimiento social panameño, es
obvio entonces que solo la renacionalización del sector energético puede ser una solución razonable, pues a partir de la privatización
del mismo en la década de los 90, este es uno de los factores productivos emblemáticos que ha venido a depauperar más la situación
de los asalariados y grupos marginales. Sin embargo, este es un largo debate por madurar, donde apenas y se han incluido los
impactos ambientales del modelo energético en la agenda de estudio, así como el tipo de organización de beneficios y responsabilidades
que procuren un modelo energético sustentable.
Hasta el momento los discursos oficiales en materia energética
descollan las ventajas de los apartados agrícolas del TLC con Estados Unidos, dónde el sector azucaremos tiene una cuota de
exportación de etanol con tecnología aportada por los E.U.; sin embargo, también ya la empresa estatal brasileña PETROBRAS,
a inicios de 2006, ha firmado convenios con Panamá para proporcionar capitales y tecnología para producir etanol.
Una
revisión de la sociedad petrolera en Panamá en tanto conflicto socioambiental nos permite confirmar que la forma de apropiación,
distribución y consumo de energía, es decir, el modelo energético, ha sido entornado con base en factores socioculturales
y económicos específicos que han hecho posible una profunda diferenciación de transferencia de valor económico de los recursos
naturales y sociales del campo a la Ciudad. Esta disposición ha tenido que ver con la inscrustración en nuestro medio de las
formas productivas denominadas "occidentales" y su posterior desarrollo en una economía de enclave en regiones de transito
interoceánico, ya que a partir de esta dinámica de creación de lugares urbanos y concentración de la población en los mismo
se fueron configurando las características territoriales del mercado local, espacio sobre el cual se desarrollaron los modelos
de gestión de los factores productivos en la economía como la energía. Esta formación espacio-territorial del mercado tiene
mucho que ver con la formación del costo-eficiencia económico y utilización de los recursos naturales y sociales en estos
modelo de gestión de los factores productivos.
El comportamiento histórico del ordenamiento del modelo energético
en Panamá se puede describir una tendencia hacia la centralización. De los años 1900-1950 su estructuración era básicamente
local, basada en unidades públicas locales de producción y distribución (hidrocarburos importados, y termogeneración) local
de energía, con excepciones en las principales áreas de tránsito interoceánico(Panamá y Colón) que eran privativas del control
del ejercito de E.U.; de los años 1950-1968 empezaron a intervenir con mayor fuerza las primeras unidades de producción y
distribución privadas en las áreas ya no sólo en las zonas de transito, sino en otros lugares urbanos dónde se estaba conformando
un mercado atractivo para el sector privado(David Chiriquí, Santiago de Veraguas); de 1968-1990, tras alcanzar el poder político
los militares, en el contexto global financiero de los petrodólares se inicia una fuerte periodo de endeudamiento externo
para desarrollar infraestructura de generación y distribución energética local y pública (monopolio estatal), con una fuerte
centralización estatal y territorial a un alto costo-eficiencia de recursos naturales y sociales; de 1990-2006 se abre el
periodo oligopólico privado (bajo el control Union Fenosa-Chevron Texaco-subsidiarias) a un alto costo social y ambiental,
con énfasis en el crecimiento de la infraestructura de generación, almacenamiento y distribución de energía, dentro de la
dinámica del Plan Puebla Panamá. Las variables de servicio social en el acceso a los energéticos se reduce, y se concentran
en los segmentos de mercado de crecimiento firme concentrado en actividades espacio-territoriales de lugares urbanos, y el
campo y la ruralidad son inventariados como lugares de recursos naturales para la generación energética, de la costa a la
sierra, y los llanos de la costa pacífica. De esta dinámica de "mercado" ha nacido una serie de conflictos ecológicos distributivos
en la ruralidad consecuencia del desarrollo del actual modelo energético.
La distribución espacio-territorial
de los lugares de habitación de los asentamientos humanos urbanos, constituidos en principales segmentos "de mercado", y la
suntuosa economía de servicios en un enclave transitista han propiciado una formación sociocultural en la que el sentido común
de percepción del tiempo, las instituciones, del concepto de lo cerca-lo lejos se centraliza en una concepción Metropolitana,
la cual se establece en el lenguaje oficial de la distribución política del territorio en el concepto de "Interior-Capital",
y una actitud inmediatista ante la vida("juega vivo"), la cual algunos antropólogos sociales denominan "cultura de puerto".
Los influjos de este sentido societario han propiciado, a pesar de la baja densidad demográfica de Panamá, el desarrollo de
ciudades poblacionalmente hacinadas, desorganizadas, mal regulada, y una fuerte presión ambiental sobre el Campo. La ruralidad
es el lugar donde tomamos y tiramos lo que usa la ciudad, en la medida que en la ciudad hay "mercado" y en el campo recursos
y espacio básicos para las actividades "del mercado". Esta dimensión de la relación sociedad-naturaleza ha producido una percepción
política de los problemas ambientales altamente fragmentada, de ahí que muchos de los conflictos ecológicos distributivos
son percibidos como problemas socialmente aislados(...)
Tomado del libro de
Campaña: "La Sociedad Petrolera en Panama". Oilwatch Panama, 2006.
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