Petróleo todavía manda
por
Mir Rodríguez
Es posible que ya estemos entrando al capítulo final del breve episodio petrolero del planeta
Tierra. El alto precio del petróleo es sólo uno de los signos. Ya está claro para muchos: el petróleo se está acabando. La
publicación el año pasado de la "Política Nacional de Hidrocarburos y Energías Alternativas" por el Gobierno ha sido un importante
paso hacia enfrentar la crisis. El documento, sin embargo, no se decide entre la parte de la eficiencia y las energías alternativas
o en promover a la industria petrolera.
La realidad es que el petróleo sigue mandando: hoy tenemos proyectos de exploración de petróleo
en Kuna Yala y en Darién y la posibilidad de una nueva mega refinería en Puerto Armuelles, además del Canal de Panamá, un
negocio que se basa en que exista un flujo ininterrumpido de petróleo barato para las flotas navieras del mundo. Claro que
hay que ahorrar un poco de luz, usar más abanico y menos aire acondicionado y modificar las jornadas laborales en el sector
público.
Todo eso está muy bien, pero poco cambiará sin claras políticas dirigidas a ir desconectándonos
del petróleo e ir ganando soberanía energética. Las fuentes de energía deben ser no sólo sostenibles, sino también estar bajo
el control de la gente. Es decir, no la energía "renovable" de las represas grandes, sino la energía solar, del viento y de
hidroeléctricas locales, fuentes más confiables, menos centralizadas y más democráticas.
Los biocombustibles podrían llegar a ser peores que los hidrocarburos si se adoptaran masivamente.
Si el 30% de la superficie de la tierra se usa para cultivar comida para gente y animales, ¿cuánto más entonces para hacer
comida para carros? Y es que buena parte del problema hay que buscarlo en las calles. Cerca del 60% del petróleo que se consume
en Panamá se quema en los motores del medio millón de vehículos que circula en el país.
De estos, ocho de cada 10 son carros particulares: desde un punto de vista energético, el método
más ineficiente de transporte. El crecimiento caótico y centralizado de la ciudad de Panamá hace que miles de sus habitantes
tengan que pasar horas y horas de su vida sentados en algún vehículo, moviéndose de un extremo de la ciudad al otro para ir
a trabajar. Se necesitan más zonas peatonales, fomentar el uso de bicicletas y mejorar el sistema de transporte público.
El autor es editor del sitio web www.almanaqueazul.org